El Asesinato del Presidente John F. Kennedy

by Dr. J. San Roman

Esto ha pasado en un día inolvidable,

voy a cantarles una triste situación,

Norteamérica perdió al Presidente,

un jóven lleno de nobleza y devoción.

 

Era un viernes y la gente lo esperaba

el veintidós de noviembre no era más,

en las calles el pueblo festejaba

la bienvenida del gran hombre sin igual.

 

Iba en el coche dirigido al mero centro

y la gente le brindaba a su honor,

John F. Kennedy, el hombre que apreciaba,

Dallas honra la presencia del señor.

 

En ese sitio esperaban su llegada

con mucho devoción,

iba con rumbo a dónde anticipaban

la llegada del desfile de esplendor.

 

Cuando tres balas de un fusil que disparaba,

dos pegaron al amado bienhechor;

en el coche iban mas acompañantes

del gran hombre defensor de su nación.

 

El bienvenido John B. Connally fue herido,

gobernado del estado, el señor,

un asesino muy malvado y mala entraña

pues ha tirado sin conciencia y sin amor.

 

En el instante echó el coche su partida

rumbo al Parkland Hospital fue, ya verán,

todo se hizo mas inútil de salvarlo,

dejó el hombre de existir y allí quedó.

 

Ya te has ido, respetado Presidente

con honor y destacada devoción,

ya te has ido de este mundo muy valiente

lloraremos con el alma y emoción.

 

Pues fue llevado ataud de fuerte bronce

al camposanto por un rápido avión,

allí descansa estimado Presidente,

se ha terminado su carrera y misión.

 

Tiene una llama en su lápida allí puesta

pues en su alma en eterna tradición,

quedará en nuestras almas para siempre,

recordaremos hasta el fin de eternidad.

 

 

 

 

 

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